En América latina, la región de mayor inequidad, se agrava la situación de los menores que provienen de familias excluidas.Leidy Tabares es una niña de la calle de Medellín cuyo nombre recorrió el mundo. Sobrevivía vendiendo rosas de mesa en mesa. Fue la figura central de "La vendedora de rosas", una célebre película colombiana nominada para la Palma de Oro de Cannes (1998) que documenta la vida de los niños de la calle.Todos los protagonistas eran como Leidy y su dura vida estremeció al mundo. Su encanto y actuación le valieron el premio de mejor actriz en tres festivales internacionales.Un año después esta misma niña tuvo que volver a la calle a vender rosas.De los 17 niños actuantes en el film, nueve fueron asesinados. En las principales ciudades del Brasil grupos policiales o parapoliciales asesinan por día a tres niños de la calle, a quienes muchos clasifican de "desechables". En Honduras un promedio mensual de 50 niños y jóvenes menores de 23 años han sido asesinados extrajudicialmente en los últimos años.Bruce Harris, director de Casa Alianza —una ONG con sede en Costa Rica, laureada entre otros con los premios Hilton y Gunnar Myrdal por defenderlos— los llama "los nuevos parias de la tierra". Estima que hay 40 millones de niños en América latina viviendo en la calle o trabajando en ella. Es incuestionable que detrás de todo esto está la necesidad de sobrevivir, familias quebradas y la exclusión social.En México, Bolivia, Perú y Ecuador trabajan el 20% de los niños menores de 14 años. En Brasil se estima que hay 2 millones de niños trabajando; en Argentina, 1.500.000; en Centroamérica, 1.300.000. Sus ingresos son misérrimos.Los niños que viven en la calle en muchas ciudades de América latina duermen en edificios abandonados, debajo de puentes, en portales, parques, alcantarillas. Trabajan o son explotados. Su salud y nutrición son muy precarias y están indocumentados.Son víctimas preferidas del comercio sexual, que ha ido creciendo. También ha crecido el tráfico de niños que son robados para el mercado sexual o la explotación. Según la ONU, la trata de personas es uno de los negocios del crimen en mayor expansión, y se ha elevado fuertemente en países como Colombia, Brasil y República Dominicana. Una película brasileña laureada, "Estación Central", denuncia una de sus expresiones más brutales, las bandas de robo de órganos de niños. A todo ello se suma la utilización de los niños por los grupos de la droga.En estas condiciones, vivir en la calle es casi vivir en el infierno. Y así lo testimonian recientes estudios sobre los altos niveles de depresión psíquica, búsqueda de salida a través de los pegamentos y otras drogas, y finalmente suicidios en esta población infantil desesperada.AcorraladosUna sociedad que excluye y una familia desarticulada por estos impactos los empujaron fuera de todas las estructuras. Es muy cómodo llamarlos "niños de la calle", pareciera que es como si ellos hubieran decidido vivir en ella, y hay quienes calman su conciencia con esa racionalización. Las investigaciones indican lo contrario. Están allí porque han sido acorralados, casi expulsados por la sociedad y abandonados.Se impone buscar salidas a esta situación éticamente intolerable. Organizaciones internacionalmente reconocidas como Casa Alianza y JUCONI (Junto con los niños) de México han mostrado que mediante programas orgánicos de protección, educación y reintegración familiar es posible rescatar a muchos de los niños. En la Argentina, entre otras instituciones ejemplares, Nuestros Hijos (Ieladeinu), de la comunidad judía, ha devuelto la dignidad y recuperado en poco tiempo a 300 niños en riesgo grave, y los voluntarios de otra ONG, "Las viejas del Andén", recorren diariamente las vías férreas y las estaciones de trenes en áreas del Gran Buenos Aires recogiendo y rehabilitando a los niños que viven en ellas. Se impone la necesidad de políticas públicas agresivas en este campo crucial, el fortalecimiento de las organizaciones actuantes y la movilización de la sociedad civil. La nueva gestión presidencial ha indicado sus intenciones al respecto de modo muy concreto, al destinar recursos crecientes a lo social.Están dadas las condiciones para enfrentar el problema. Según estimaciones recientes, en la última década se han triplicado los niños de la calle en la Ciudad de Buenos Aires.
http://www.clarin.com/diario/2004/04/12/o-01701.htm
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